08 marzo 2009

Los domingos

Los domingos siempre han tenido para mí un sabor agridulce, por una parte durante la mañana me gusta zascandilear y enredar en aquellas cosas en las que nunca perdería el tiempo los días de diario, por otra parte me gusta pensar que tengo toda la mañana para perder simplemente el tiempo sin agobios ni plazos de entrega. Me gusta dejarme llevar por lo que vaya surgiendo, sin planes predeterminados y sin tareas imperativas. Al final de la mañana el broche de oro es quedar con alguien y tomar la cervecita del mediodía. Hasta aquí todo es perfecto, sin embargo la tarde, para mí, es diferente mi mente ya está pensando en las innumerables cosas que debo hacer el lunes y en aquellas tareas que no has terminado y debes acabarlas de inmediato. Los propósitos surgen cada poco tiempo y las incertidumbres por lo que ocurrirá durante la semana me abordan de forma continua. El domingo por la tarde me resulta agrio porque me recuerda a la noche antes del examen y al igual que entonces tengo sensaciones malas como la incertidumbre del que pasará y la esperanza de hacerlo bien y aprobar. Como normalmente soy optimista y me gusta lo que hago, pienso que me espera una semana llena de oportunidades para terminar todo lo que tengo pendiente y para citarme con aquellas personas a las que debería haber llamado la semana anterior.
De momento estoy disfrutando de este esplendido domingo y ahora toca zascandilear pero no quería empezar sin escribir un poco y sin desearos que tengáis una semana tan buena como la que yo espero. Que disfrutéis del domingo.

P.D. me apetecía poner estas fotos nuestras, seguro que os sorprenden.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Veo las imágenes y leo estos textos, y resulta que me encuentro con la esencia de una excelente alquitara, con el espíritu de de un destilador agradecido a la Vida. Aquí no hay ruido, no hay estridencia, sólo la calma que señala el tiempo de aquellos que son dueños de la persistencia.

Anónimo dijo...

Es precioso tu comentario, anónimo, es como un poema, me gustaría saber quien eres, o por lo menos si te conozco. Estas palabras solo pueden tener detrás una persona con mucha cultura y sabiduría. Gracias, gracias gracias.

Anónimo dijo...

Alguien a quien conociste hace mucho, cuando el hierro era la materia de la que estaban hechas las miradas, cuando el ruido lo envolvía todo, y todo lo que había era esa nada que osa posarse, como un manto gris, sobre las manos que se estrechan.

Anónimo dijo...

Que bonito, anda porfa, dime quien eres. Si no lo quieres decir aqui escribeme al correo jpineirocortes@hotmail.com
Aunque reconozco que esto del misterio no esta mal, pero prefiero que me lo digas. Bueno como tu quieras. Gracias nuevamente por el comentario